martes, 7 de febrero de 2012

Agua en las alturas

CRÓNICA

El hecho de no caer en los brazos de Morfeo hasta las 2:00 am, no era algo que me inquietaba, lo era más bien saber cómo respondería mi organismo a los 5,200 metros sobre el nivel del mar, altitud que presumíamos tenia la pequeña ciudad de Marcapomacocha, lugar donde estaríamos dentro de pocas horas.

Al promediar las 2:45 de la madrugada de ese anti-itinerante martes 07 de junio, ya casi el grupo que haría la excursión a las Lagunas y represas de este hermoso lugar, estaba completo, es así que luego de 20 minutos más, partimos hacia nuestro lugar de destino y principal fuente de abastecimiento de agua que tiene el río Rímac, las Lagunas de Marcapomacocha.

Al promediar las 4:00 ó 4:30 am hicimos la última parada en el grifo Santa Rosa en Ricardo Palma (antes recogimos en diferentes paraderos a usuarios, dirigentes y colaboradores de las comisiones de La Estrella, Ate, Chosica, Chaclacayo y Ricardo Palma) con esa última parada y después de un breve descanso en el poco cómodo asiento delantero del Mitsubishi rosa Guinda que contratamos para que nos lleve al lugar, a eso de las 6:00am el albor de una nueva mañana avivó mis sentidos, ya estábamos por San Mateo, y no es que conozca de memoria el lugar pero tremenda publicidad de la bebida de ese mismo nombre me hizo intuir que si no estábamos por ahí, por lo menos estábamos cerca.

A Casapalca llegamos después de 40 minutos de sinuoso viaje, 15 minutos después pude vislumbrar el letrero de desvío a Marcapomacocha (1), de aquí en adelante nos recibía un  polvoriento y zigzagueante viaje por una estrecha pero afirmada carretera (2), que en su recorrido nos mostraba la verde amarillenta vegetación y la fauna lanuda que la devora (3), unas inhóspitas montañas algunas con una cúspide blanca (4), señal del frío que se siente por aquí y por ultimo unos riachuelos que nacen para nuestra vista de las agrestes rocas que componen el lugar.




El no sentir estrago alguno me parecía extraño, más aun al saber que habíamos pasado por el Abra Antacasha, el más alto del camino (4800 m.s.n.m), al promediar las 7:10am y dar vista en frente a tan inmensa y hermosa laguna sabíamos que habíamos llegado.  Al fin..!, parecieron expresar alegres  nuestros traseros,  cuando girando a la margen derecha de la laguna el carro se estaciono en el Campamento Marcapomacocha, lugar administrado por SEDAPAL.


Ya dentro de este campamento, después de esperar brevemente a los demás viajeros del otro carro, el ingeniero Juan Muñoa Borja, representante de SEDAPAL,  quien además  viajo con nosotros desde Lima, nos dio la bienvenida y nos comento, que hubo una vez en que los comuneros del lugar quisieron invadir y adueñarse del campamento, desfalco que para bien de ellos no prospero, de la misma forma nos señalo que ahora las relaciones con ellos son más llevables, sin embargo,  recuerda que hubo una ocasión en la cual un accidente vehícular conllevo a la muerte de un perro, por quien la empresa tuvo que pagar 500 soles, hecho tal vez insólito para nuestra realidad limeña, pero aquí, donde este animalito además de ser el guardián de la casa, un fiel amigo y una mascota entrañable es además un  adiestrado labrador y por ende un valioso colaborador a la hora de pastar el ganado, principal actividad comercial en este pueblo.

Ya al iniciar el periplo hacia las lagunas y represas del lugar, comencé a sentir los estragos de la altura, hecho que mermo en algo mi estado físico, pero que no impidió apreciar la hermosa y dantesca laguna de Marcapomacocha, cuya capacidad de almacenamiento es de 16 millones de metros cúbicos de agua.  Este inmenso cumulo de recurso hídrico que cubre en gran parte las necesidades de consumo del liquido elemento en Lima, está ubicada justo al frente del pueblo del mismo nombre, y en el lugar los pobladores aseguran que en la laguna existen truchas hasta de 10 kilos de peso, comentarios que nos indican que es prudente acercarnos al Restaurante para asegurar o mejor dicho confirmar el encargo de 50 almuerzos que EDEGEL tuvo a bien otorgarnos en calidad de apoyo.


Al subir nuevamente al bus para el traslado a la represa de Antacoto, que forma parte de las cinco lagunas de Marcapomacocha-Marca III, me di cuenta que a más de uno le afectó los 4.445 metros sobre el nivel del mar que tiene el lugar, eran caras pálidas las de la mayoría de compañeros, sin embargo, no escatimaron que el bus nos dejo a cierta distancia y que los aproximadamente 200 metros del espigado camino hacia el lugar mismo de la represa, podía afectar más su estado, maltrecho por las nauseas, dolores de cabeza y mareos típicos del soroche.


Durante el camino, una corriente fría raspaba nuestros rostros  y más de uno se comenzó a flagelar los brazos y manos con ortiga, planta que según ellos les daba calor pero que a la vez les producía un fuerte escozor, la huida intrépida de una Huachwa, ave de las alturas, nos indicaba que pronto llegaríamos a la última cumbre para poder al fin llegar a la represa de Antacoto, cuya capacidad de almacenamiento es de aproximadamente 120 millones de metros cúbicos  y que durante el año 2005, época de duro estiaje, llego solo a los 45 millones de metros cúbicos de almacenaje.


Ya en el lugar, la gente no freno sus ansias por perennizar el momento con sus modernos dispositivos fotográficos, mientras el Ing. Muñoa nos indicaba que esta represa tenía una altura de 35 metros desde el suelo, recogía sus aguas de las precipitaciones y los deshielos cuyos excedentes alimentan a la laguna Marcapomacocha, cuyos costos de operación y mantenimiento es compartido por SEDAPAL Y EDEGEL, siendo este ultimo el que utiliza el almacenamiento de ambas lagunas para alimentar la principal central hidroeléctrica de Lima, Huinco.


El almuerzo en esta ciudad, fue uno de los mejores potajes que he probado en mi vida, la tierna y sabrosa pieza de carnero, muy suave y jugosa acompañada de un par de exquisitas papas amarillas de cascara rojizas sancochadas a la tierra, reavivaron mis sentidos y fortalecieron mi físico, como el de la gran mayoría. Ya de regreso a Lima visitamos el  túnel trasandino que es el que trasvasa las aguas que viene justamente del sistema Marcapomacocha, pasando debajo de la cordillera y vertiendo sus aguas para el abastecimiento hidroenergético y de consumo humano de Lima,  cuya longitud es de aproximadamente 14 kilómetros, según nos refiere el Ing. Muñoa.


Ya al aproximarse las 3:10 pm, el gélido aire que describíamos anteriormente se torno más agresivo, el cielo irradiado y despejado de la mañana se diluía cada vez más hasta tornarse casi en un cielo gris poco relucido y parco, señal que nos indicaba que era hora de partir. Es así que 4 horas después ya estábamos de regreso en Lima, después de un día ajetreado pero significativo día, pues la gran mayoría sabe ahora el despliegue que se realiza para la operación y mantenimiento de este sistema vital para el abastecimiento de agua y electricidad para Lima Metropolitana.

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